Marcos: "El pueblo brasileño se meterá en el ambiente"

26.05.2014 06:31
Marcos: "El pueblo brasileño se meterá en el ambiente"
 

La primera línea del currículo de Marcos Roberto Silveira Reis ya valdría para que su opinión contase como una de las más solventes en vísperas de la Copa Mundial: “Portero campeón mundial con la selección de Brasil en 2002”. Pero la solidez de su juicio viene refrendada por otras consideraciones. No sólo fue titular del equipo que se proclamó pentacampeón en Corea y Japón bajo la tutela de Luiz Felipe Scolari, sino que además jugó a las órdenes del actual seleccionador durante tres años de hazañas y glorias en el Palmeiras justo antes de aquella última consagración planetaria.

Es decir, Marcos sabe lo que es ser campeón del mundo y conoce como pocos al técnico que intentará renovar esa gesta con la Seleção en Brasil 2014. Sobre eso, sobre todo, hemos charlado con el exguardameta de 40 años.

En general, ¿cuáles son sus expectativas para la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014? ¿Cree que la selección anfitriona está de verdad entre las favoritas? ¿Junto a qué otros equipos? 
La expectativa es que será una gran fiesta, una fiesta bonita, como lo es siempre un Mundial. Brasil es una de las selecciones favoritas, principalmente por jugar en casa. Todos sabemos la diferencia entre jugar en casa y jugar fuera. La presencia de la hinchada es superimportante para la Seleção, porque eleva la presión sobre el adversario. Creo que, junto con Argentina, Alemania y España, Brasil es uno de los grandes candidatos a levantar la copa. Pero nosotros tenemos una pequeña ventaja, por jugar en casa y contar con el apoyo de los seguidores.

¿Prevé que el clima de apoyo a la selección tenderá a aumentar en los próximos días?
Creo que sí. Ya quedó demostrado en la Copa Confederaciones con la conmoción que se desataba en el interior de los estadios a la hora del himno nacional para animar a laSeleção, y esperamos que en el Mundial vuelva a suceder lo mismo. Los brasileños se demoran un poco antes de entrar en la fiesta, como ha sucedido con la gira del trofeo mundial por Brasil, o con la convocatoria de Felipão, pero enseguida las grandes selecciones y los grandes jugadores van a empezar a llegar y el pueblo brasileño va a meterse en el ambiente y a disfrutar a fondo la Copa.

Mucha gente se ha llevado una sorpresa por la rapidez con la que Scolari ha conseguido implantar un patrón de juego, y un patrón eficaz, en la selección. Usted que lo conoce tan bien, ¿ya se lo esperaba?
Ése es su estilo. A decir verdad, creo que este grupo ya estaba conformado desde hace tiempo. Supongo que en los últimos días surgirán uno o dos nombres nuevos. Pero él suele valorar mucho a quien le responde bien. Cuando él configuró esa lista el año pasado, la selección estaba desacreditada, pero los jugadores se fajaron por él y consiguieron vencer en la Copa Confederaciones; Scolari sabrá agradecer esa entrega. Por eso yo sabía que la mayoría de aquel grupo iba a estar en el Mundial. Felipão es así: da entrevistas y no hay más remedio que creer lo que dice. Es un hombre que transmite honestidad a los aficionados. Y creo que al pueblo brasileño le gusta esa franqueza y por eso nadie se atreve a cuestionarlo demasiado. Claro que se le cuestiona, porque el técnico de la Seleçãosiempre está en entredicho. Pero la gente lo apoya. Creo que ésa es su mejor virtud como técnico de la selección.

Es muy curioso cómo los equipos gobernados por Scolari tienden a mejorar sobremanera cuando él dispone de algunos días para prepararlos, como es el caso en un Mundial. ¿Por qué?
Él hace de todo. Llega al entrenamiento por la mañana y se mete contigo; luego, por la noche, prepara un churrasco y se pone a hacer chistes y a divertirse con todo el mundo. Es un hombre que sabe alternar bien el lado profesional con el lado humano, y hablar largo y tendido con sus hombres. Los jugadores aprecian eso. No es de esos entrenadores que se limitan a hacer su trabajo dentro del terreno de juego y luego van a lo suyo. No es cuestión de abusar de su disponibilidad, porque él tiene su genio (risas), pero él es un tipo que se relaciona muy bien. Sabe cómo propiciar la concentración de sus huestes y cómo instigarlas a la hora de saltar al campo. Es el entrenador ideal para este tipo de torneos de siete partidos. Para obtener un grupo cohesionado, es preciso tratar a todo el mundo de la misma forma. Así pues, tal vez su mayor responsabilidad en el Mundial sea ésa: hacer que los jugadores pasen 50 días juntos sin ningún problema de vanidades ni nada parecido. En ese sentido su labor es fundamental.

¿Cómo valora usted los porteros que Brasil tiene a su disposición ahora mismo? ¿Cree que está bien servido?
Creo que estamos bien servidos. Porque Júlio César no ha tenido mucha competencia en la selección por parte de arqueros que hayan tenido la oportunidad de acostumbrarse a vestir el uniforme. Tal vez sea esa la gran ventaja que él tiene en relación con los demás: esa costumbre de lucir la camiseta de la Canarinha. No es un tipo que llega de repente a jugar con Brasil y que, cuando se pone la camiseta, le pesa. Hablo por experiencia propia: es muy diferente ser un ídolo en tu club que ponerte a jugar de improviso con la selección. Porque aquí el interés es mucho mayor; no es regional, ni estatal; es nacional. Y encima en una Copa del Mundo. Por eso creo que Júlio está preparado para este desafío y tiene la experiencia necesaria para afrontarlo.

Usted era uno de los hombres de confianza de Scolari en 2002, y probablemente eso fue decisivo en su competencia con los otros dos grandes guardametas en plena forma, Rogério y Dida. ¿Cómo es que fue usted el elegido?
Yo ya había estado jugando en la fase de clasificación. Cuando Scolari asumió el mando de la selección, me colocó en la portería. Yo le dije: “Profesor, hay otros que están en un mejor momento que yo ahí”. Creo que tuve la suerte de ser titular por motivos de convivencia. Cuando has convivido con alguien, ya tienes muchas cuestiones resueltas. A veces ves a alguien jugando en otro equipo y te das cuenta de que es bueno, pero no conoces su carácter ni cómo se comporta en los entrenamientos y con el grupo… Son varios los factores que cuentan, no sólo el jugar bien. Creo que eso fue lo que inclinó la balanza a mi favor, el hecho de haber trabajado ya con él y de que me conociera en todos los sentidos. Cuando él asumió el mando, la selección estaba atravesando apuros para clasificarse para el Mundial. Logrado el pase, él me dijo: “Ahora nos vamos a la Copa y tú vas a ser el titular. Aunque perdamos, tú serás el portero”. Yo trabajé mucho para no decepcionarlo.

Y a escala mundial, ¿quiénes le parece que son los mejores porteros, y qué es lo que le gusta de cada uno de ellos?
Me gusta mucho (Manuel) Neuer, el portero de Alemania. (Petr) Cech no jugará el Mundial, pero estimo que también es un gran guardameta. (Iker) Casillas es un buen portero, pero creo que el personal le da mucho más valor porque juega en un equipo como el Real Madrid. También está (Gianluigi) Buffon, que es otro que no tiene competencia porque lleva siglos jugando en la selección y no hay nadie que le tosa; es imposible que Italia ponga a otro. Para mí, ésos son los grandes porteros del mundo. Creo que el mejor, de momento, es Neuer, acaso por la edad que tiene y por el equipo en el que juega.

 

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